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miércoles, 3 de mayo de 2017

Reseña: La partitura. Música para Adam.



Título: La partitura. Música para Adam.

Autora: Anna Casanovas

Editorial: Titania

Nº de páginas: 384

ISBN: 978-84-16327-29-4

Género: Narrativa romántica

Fecha de publicación: 3 de abril de 2017






Charlotte decide irse a Londres a cumplir una promesa, rehacer su vida y olvidar el pasado. Allí conoce a Adam, un músico retirado tras un accidente que le cambiará la vida para siempre. Ambos huyen de la música, lo que no saben es que la magia de la música no entiende de recuerdos.



Ni Adam ni Charlotte son los que eran. No quieren que la música forme parte de sus vidas. Ya no. Ambos sufren un cambio que marca un antes y un después en sus vidas que hace que cada uno decida cómo afrontar su nueva realidad, y aquí encontramos la primera lección de Anna Casanovas: una desgracia la puedes afrontar de dos maneras: encerrándote en ti mismo, como hace Charlotte o intentando adaptarte y ver lo bueno de la situación, como decide afrontar Adam su ceguera. Y sí, ver, y es que la autora decide enseñarnos cómo el amor puede hacer ver a un ciego y que este sea el único que realmente haya visto a Charlotte, que se siente vacía e insignificante.
La magia de la música une a Charlotte y a Adam a través de una partitura, Folie, que aparece como narradora de su propia historia, la cual nos enseña parte de la vida del músico polaco Fédéric Chopin lo cual hace que la novela sea muy llevadera e interesante a pesar de que la personificación de Folie no me encajó del todo en el tono de la novela, de fondo tan profundo con el vacío, el miedo y las dudas de Charlotte y las inseguridades de Adam.
Esta historia nos atrapa al mezclar el amor y la música de una manera tan natural que parecen ser las dos caras de una misma moneda. No es la clásica historia de amor a la que estamos acostumbrados ya que los miedos de los personajes tienen un peso muy significativo y podemos ver cómo Charlotte gracias a ello evoluciona dejando atrás a la chica que odia todo cuanto le rodea a ser una persona feliz.

Mi valoración es de 3 gatos y medio ya que fue una historia que me gustó mucho y con la que me adentré en el universo de la música y la pasión que esta deja en aquel en quien habita, sin embargo podemos apreciar alguna inexactitud histórica y terminológica que, viendo la documentación que Anna tuvo que realizar para escribir esta novela, no podemos pasar por alto.

Esta fue mi primera lectura conjunta en el Club de lectura Lector@s Empedernid@s (podéis hacer click y ver en qué consiste) así que muchísimas gracias por la iniciativa y por regalarme momentos como esta lectura.❤


  ¿Habéis leído esta novela? ¿Qué os pareció?






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miércoles, 12 de abril de 2017

Laura

Con lo rápido que se enamora la gente hoy en día y ya nadie se enamora del amor.
Yo conocí a una amante del amor.


Era una amante silenciosa, de amor ancestral, invisible, transparente. 


Era una amante prudente, cálida.
Los amantes del amor son diferentes.


Se distinguen en la mirada, no puedes sostenérsela: quema.

Sin saberlo, ella me enseñó a enamorarme del amor.


Sin saberlo,me enseñó cómo sí hay personas que valen la pena. Sin saberlo me tatuó su sonrisa.

Aprendí que hay dos cosas que no se pueden perder en el olvido: la paciencia y la esperanza.

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miércoles, 14 de diciembre de 2016

Cárcel

Mis ojos cometieron un error.

Incluso se le podría llamar delito.

Lo curioso es que nadie se percató. Ni yo.
De hacerlo, nadie me avisó. Hubiera intentado evitar las consecuencias o al menos prepararme para ellas.

Fue tan tarde cuando me enteré de qué había pasado que sólo podía observar inmóvil cómo mis mayores temores, día a día me dejaban el periódico en el buzón cada mañana.

Nadie me creyó.

Era lógico, parecía un  chiste.

Ni yo lo creía, por eso cuando intenté hacer algo, ya no era tarde, era imposible.

Acabé acostumbrándome a despertarme y a dejar que todo girase de manera estática.


Y así fue, cariño, cómo me convertí en mi cárcel tras enamorarme de ti.
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domingo, 10 de julio de 2016

Inopia.

Eran las siete. Había llegado a las dos y media a casa. Llegó feliz. Móvil en una mano y pitillo en otra. El primero, casi sin carga, el segundo, con apenas dos caladas, consumido hasta el filtro. Dos alegrías. Una conocida, la otra no. Contrapuestas. Se deslumbran.


Felicidad.


Hora de comer. Restos de sonrisa en el rostro. Sólo una perduraba. La otra se convirtió en costumbre, sin alegría.
Su felicidad se bordaba en aquella pantalla. Podrían estar en otro continente. Sus ganas de vivir estaban ahí. Aquel símbolo de un mensaje podía cambiarle el día en milésimas de segundo.


Palabras. Sólo palabras.


Eran las siete.


Llevaba toda la tarde en un mundo onírico, sonámbulo. Un mundo insomne. No podía ni quería salir. Entre calada y calada, una sonrisa. Cuando se apaga la sonrisa, se encendía el cigarro. Y viceversa. Las agujas siguieron su ritmo. Dieron las diez. El sueño y el cansancio no pudieron con su alegría. Un “duerme bien, mi niña” apagó el día para encender otro, como si de sus pitillos se tratase.


Pasaron años que a Sandra le parecieron muchos más de los que realmente fueron.


Y al final su sonrisa se consumió.

Los mensajes que él le enviaba estaban oscurecidos por una sombra que olía a Chanel.


Cuando aquella sombra desapareció, sus mensajes ya no tenían respuesta.















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viernes, 4 de diciembre de 2015

Aire.

Cállate.
El viento no me deja oírte.
Es él el que te está acariciando la mejilla.
El que te está rodeando por la cintura. Es él el que te está susurrando al oído.
Nadie más, sólo él.
¿Qué te cuenta?
¿Qué te está contando el viento que sólo tú puedes
oír? ¿Qué secretos puede tener el viento para moverte así la melena?

 Has sonreído.
 Te acabo de ver hacerlo.

Y dejó de soplar el viento, se llevó tu sonrisa.
 Se llevó con él también tu voz y tu felicidad.

Te fuiste con el viento. A saber qué fue lo que te dijo para que no volvieras a sonreír nunca.


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sábado, 21 de noviembre de 2015

Estrellas.

El mar estaba estrellado, Y eran más las lágrimas en su rostro que estrellas en el mar. Se dió cuenta de que la estaban abrazando. Y a cada beso parecía que se perdía más en aquel laberinto de constelaciones.El mar seguía  brillando, temblaba, tranquilo y seguro. ¿Para qué nadar si no tenía puerto fijo? Se hundió. En el silencio, En el mar. En el miedo. En las estrellas. En la oscuridad. Se hundió para vivir: acabó flotando. Nadie le preguntaría el porqué de su ropa mojada,  nadie vería las estrellas enredadas en su pelo ni que ahora el brillo de su mirada pertenecía al mar. Nadie asociaría su voz con el susurro de las olas ni su sueño con la luna. Que al andar parecía que flotaba y ni siquiera ella misma se daba cuenta. Había aumentado la sal en sus lágrimas y disminuido el sol en su sonrisa.

El mar no volvería a brillar como la noche que se enamoró de ella,
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domingo, 19 de octubre de 2014

Frío.

Quiero que esta noche llueva.
Quiero dormirme esta noche escuchando como la lluvia golpea mi ventana, preguntándome si puede entrar, ignorando mis respuestas.
Quiero que me haga recordar. Recordar historias, historias que la tienen de banda sonora.
Una manta, un libro y un café. Y a poder ser, tú.
Pero tú sólo estás en la lluvia, en el olvido, en la nostalgia. En el frío. Tú sólo me acompañas cuando estoy sola. Quiero que esta noche llueva para estar contigo.
Hace mucho tiempo que no hablamos, maldito verano...
Para ser sincera, te echo de menos, me gustaría conocerte.



Quiero que esta noche llueva y volver a soñarte.

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miércoles, 15 de octubre de 2014

Ella


La gente viene y va.
Se acercan y se alejan.
Nos dejan.
Nos dejan con la única persona que nunca nos va abandonar.
La que mejor nos conoce, aunque se resista.
La que siempre nos escucha, aguanta con nosotros en los peores momentos.
Nos presenta a más gente, que se irá. Tarde o temprano. Y ella volverá. Volveremos a quedarnos solos con ella.
Una persona que no vemos siempre, y si vemos, es al revés.
Y al final sólo nos tenemos a nosotros mismos.

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Espejo

Las palabras se disparan, una tras otra, rompiendo candados, quemando muros. Despertando viejos fantasmas.
Como si aquella pantalla fuera un espejo. Rompe a llorar.
Le han cortado la mordaza del silencio. Rápido, fuerte, brusco.
Duele.
Duele saber que no es un sueño. Duele saber que no es su única protagonista.
La realidad la entierra.
Lee, asume, reconoce. Sus miedos, sus dolores, sus sombras  que se presentan en tercera persona, también marcaron a la persona que está al otro lado. Y como ellas otras tantas personas, sin rostro, sin confianza,  sin realidad. Otra tantas personas  que odian, que viven soñando una pesadilla en blanco y azul.
Tras ese momento, acordaron prestarse las sonrisas y los colores. Reconstruir los muros y saltarlos. Aquel siguió siendo su secreto, compartido ahora. Aquellas que habían sido dos pasaron a ser una.
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viernes, 10 de octubre de 2014

Infinito.

Se me acaba de aparecer una historia. Dice ser nuestra. ¡Qué coincidencia encontrarnos aquí tú y yo! Pensaba que no teníamos nada. Pero vaya si tenemos.
Ha venido, preocupada a preguntarme si es normal no tener final. El resto de historias que conoce lo tienen. Ella también quiere uno. Le da igual que sea feliz, triste, abierto o cerrado. Quiere un final.
Me sorprendió, no sabía que teníamos tu y yo algo más en común que el lugar donde vivimos. Pero vaya si tenemos.

-¿Cómo eres?- pregunté- ¿Eres feliz, eres triste?¿Eres una historia romántica o de aventuras?

No obtuve respuesta. Cuando miré, vi que sólo tenía escrita una línea en la primera página, como una pequeña cicatriz. Al acercarme pude ver con claridad lo que ponía:

"Se ignoraban mutuamente a conciencia".

Y yo que pensaba que no nos conocíamos, !y vaya si nos conocemos!








                                                                                                                                     
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