Lánzame cuchillos y los convertiré en rosas.
¿De qué te sorprendes?
Ese truco me lo enseñaste tú.
Del veneno sale poesía.
Y de la poesía vivo.
Pensáis que me estáis matando,
pero me estáis haciendo
el mejor regalo del mundo: la inspiración.
Ni la lluvia, ni la soledad ni el amor
inspiran tanto como lo hacen
el miedo, la ignoracia y la debilidad.
La perspectiva y la verdad se esconden, asustadas,
entre los recuerdos.
Sin entender nada.
Y los recuerdos me los quedo yo,
con el derecho que no tengo.
O que creéis que no tengo.
En una cajita de cristal: ni la de Pandora se le parece.
Me enseñásteis a volar y ahora me quitáis el nido.
Pero las alas ya me crecieron.
Y desde aquí no os escucho.
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