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jueves, 12 de enero de 2023

Fénix

Lánzame cuchillos y los convertiré en rosas.

¿De qué te sorprendes?

Ese truco me lo enseñaste tú.


Del veneno sale poesía.

Y de la poesía vivo.

Pensáis que me estáis matando,

pero me estáis haciendo

el mejor regalo del mundo: la inspiración.


Ni la lluvia, ni la soledad ni el amor

inspiran tanto como lo hacen

el miedo, la ignoracia y la debilidad.


La perspectiva y la verdad se esconden, asustadas,

entre los recuerdos.

Sin entender nada.


Y los recuerdos me los quedo yo,

con el derecho que no tengo.

O que creéis que no tengo.

En una cajita de cristal: ni la de Pandora se le parece.


Me enseñásteis a volar y ahora me quitáis el nido.

Pero las alas ya me crecieron.


Y desde aquí no os escucho.





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miércoles, 10 de mayo de 2017

As


                                        

Ella siempre llevaba una cinta de terciopelo atada al cuello de la que colgaba una campanilla que decoraba cada uno de sus movimientos.
La hacía más irreal.                                                                                                                                
Ella no se daba cuenta pero ese tintineo siempre la había acompañado, sólo que ahora ella también lo podía oír.
Cuando tenía miedo se llevaba la mano al cuello y el sonido parecía tranquilizarla.
Si reía, acompañaba su risa.
Le gustaban los detalles, parar el tiempo a su gusto.
Pero también le gustaba sentir cómo pasaba el tiempo. Esas mariposas desconocidas
Un coche antiguo.
Un café bien hecho.
Un paseo por un museo mientras fuera llueve.
Un te quiero cuando no te lo esperas.
Una carta escrita a mano.
Un fin de semana rodeada de árboles y un idioma extraño.

Sólo ella.

Esas eran las cosas que ella necesitaba.
Un día soñó tanto que no podía despertar.
Casi la ahogaban sus sueños.
Tuvo que dejar de soñar.
No sabía cómo se hacía, su campanilla dejó de sonar.
Y dejó de disfrutar de esas cosas que sólo a ella la hacían feliz.
Lo pasó tan mal que cuando soñaba lo hacía con los ojos abiertos.
A nadie parecía importarle su cuello desnudo.

Ni el café,
ni los viajes,
ni las cartas,
ni las velas.

Ella tampoco se dio cuenta hasta que llegó un día que quiso sonreír y no pudo.
Era incapaz.
Y quiso llorar y tampoco pudo.
Le pesaba tanto el alma que le inundaba del estómago hasta el corazón.

No volvió a soñar, se volvió transparente y su corazón se llenó de aire.

Con los ojos abiertos y el cuello desnudo.

Las personas que tenían la paciencia y el interés para descubrir sus ruinas se sentían fascinadas aún sin entender por qué.
Y entonces ella, asustada, huía, dejando por dónde pasaba una senda de personas que querían soñar pero sin saber cómo ni con qué soñar.

Personas más perdidas que ella.

Y que al escuchar su campanilla, sin saber por qué, recordarían aquella silenciosa chica.

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miércoles, 19 de abril de 2017

Monotonía



Perdimos la inercia y un poco las ganas, aunque no lo queramos admitir.
Aunque parezca mentira.

Pero no es malo.
Volverá.
Más fuerte. Somos un boomerang.

Aunque nadie nos haya dado ni fuerza ni dirección.
Volveremos a no poder vivir separados.

Es un ir y venir lento, al ritmo de una canción que me hace llorar porque me recuerda porqué te quiero.

Tenemos que perdernos para encontrarnos.
Vámonos, tú por allí, yo por aquí.

Volveremos a coincidir.

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miércoles, 12 de abril de 2017

Laura

Con lo rápido que se enamora la gente hoy en día y ya nadie se enamora del amor.
Yo conocí a una amante del amor.


Era una amante silenciosa, de amor ancestral, invisible, transparente. 


Era una amante prudente, cálida.
Los amantes del amor son diferentes.


Se distinguen en la mirada, no puedes sostenérsela: quema.

Sin saberlo, ella me enseñó a enamorarme del amor.


Sin saberlo,me enseñó cómo sí hay personas que valen la pena. Sin saberlo me tatuó su sonrisa.

Aprendí que hay dos cosas que no se pueden perder en el olvido: la paciencia y la esperanza.

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miércoles, 29 de marzo de 2017

Ultra

Creo que el viento ya se llevó las cenizas de tu nombre.

Y no dieron lluvia para después.

Tampoco sol.

Nos quedamos esperando a ver qué pasaba.

No sé si ganaba el miedo o la curiosidad.

La gente susurraba en los callejones antes de ir a dormir.

Pero siempre mirando hacia atrás.

Por si acaso.

Pero nadie nunca supo.

Ni que pasó después  ni que había pasado.

Y la gente siguió susurrando.

Y ahora ganaba la costumbre.

Pero siempre mirando hacia atrás, por si acaso.

Y entre la verdad calculada y la mentira disfrazada desaparecí sin que nadie tuviera tiempo a acordarse de mi.
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miércoles, 14 de diciembre de 2016

Cárcel

Mis ojos cometieron un error.

Incluso se le podría llamar delito.

Lo curioso es que nadie se percató. Ni yo.
De hacerlo, nadie me avisó. Hubiera intentado evitar las consecuencias o al menos prepararme para ellas.

Fue tan tarde cuando me enteré de qué había pasado que sólo podía observar inmóvil cómo mis mayores temores, día a día me dejaban el periódico en el buzón cada mañana.

Nadie me creyó.

Era lógico, parecía un  chiste.

Ni yo lo creía, por eso cuando intenté hacer algo, ya no era tarde, era imposible.

Acabé acostumbrándome a despertarme y a dejar que todo girase de manera estática.


Y así fue, cariño, cómo me convertí en mi cárcel tras enamorarme de ti.
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domingo, 11 de diciembre de 2016

Nieve

Vió como se levantaba y se iba. Y sin poder hacer nada para evitarlo, siguió mirando a través del cristal con el café pegado a los labios y una sonrisa triste en los ojos. Era un cálido día de Diciembre con un tímido olor a canela. El vestido rojo ya no se distinguía entre la multitud. Y casi no parecía rojo. Esta vez casi coinciden sus miradas. Volvió a casa dejando palabras en la nieve. Al llegar a casa colgó la sonrisa y el abrigo. A la mañana siguiente durante el desayuno, recordaba haber soñado la noche anterior con un vestido rojo que se perdía en la lejanía.
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miércoles, 30 de noviembre de 2016

Dirección

Y, ¿qué decirte? Que necesito hablarte de la nada que me rodea.
Me duele algo que no tengo. Y ni una brújula es capaz de decirme hacia donde voy.
Intento seguir como si nada sucediera.
Igual que siempre pero cambiándolo todo.
Parece mentira que el cansancio te dé ganas de correr. Pero, ¿qué hacer?
Si tu sonrisa ya no es suficiente para tranquilizarme y tus te quiero me saben a un chupito una noche de un sábado
Me llena el vacío más inmenso. Y no veas como duele.
Parece mentira que te esté contando esto a ti, que me diste lo que lloro ahora.
Así que perdóname.
Olvida lo que he escrito y también lo que has leído.


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lunes, 28 de noviembre de 2016

Maldición

No le pedí ayuda.
Sé que no me la iba a dar.
La felicidad más incierta y silenciosa me rodeaba.

Me rio de eso que me parecía felicidad. Ningún lobo se disfrazaría tan bien.
Ninguna luz brillaría tanto como yo aquellos días. Y tengo que decir que esa luz no es que se apagara, es que nunca existió.

Fue un reflejo.

El blanco y el negro se transformaron en un arcoiris. Era una ilusión. Te lloré como nunca lloraré. Y lloré un regalo, no una pérdida.
Porque fuiste mi más bonita maldición.
Realmente te quise sin querer queriendo.
La magia más oscura que nadie podrá invocar jamás.
Un amor invertido hacia un final ya escrito.

Y sin vuelta atrás.

El mejor final es sin ti.

Gracias por nada.

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viernes, 7 de octubre de 2016

Cuidado

Cuidado con hacerme daño, dicen que soy inflamable y volátil. Con una chispa, desaparezco, sin dejar rastro, tranquilo, tampoco dejo heridos. Como si nunca hubiera existido. Tal vez, con suerte, o no, te lleves contigo un trocito de mi tras la explosión, algo así como una cicatriz que no te das cuenta de cómo te hiciste pero que está ahí y nunca cicatriza, pero no, no duele, tampoco sabrás nunca de que es.
 Para cuando descubras esa marca, si la tienes, yo ya habré volado y estaré intentando anidar en otra persona, a ver si puede sostener mi nido sin que arda. Parece que nadie puede.


Seguramente, varios años después, nos encontraremos por la calle y sin que sepas porqué mi sonrisa te dolerá, como a mí me dolieron las lágrimas que me hiciste malgastar.  Las cuento, cuantas más hayan sido, peor lo pasarás al verme, sin saber por qué. Las lágrimas cristalizarán y me harán brillar. Los científicos lo llaman belleza.
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domingo, 2 de octubre de 2016

Nada


Nada.  
Eso es todo lo que siento ahora. Y es genial, porque no duele. Si cierro los ojos, sí. Por eso ya no duermo, para que no duela. Simplemente estoy y ,aunque parezca que no, ya es un gran esfuerzo para mí, dada la situación. 
Supongo que llegará el día  en que respire de manera automática y no tenga que pensar todo el rato en que tengo que hacerlo. El día en que no tenga la mente en blanco y el estómago a punta de pistola. Que no se me ocurra intentar pensar en algo. Mejor así, vacía, más seguro. No lo soportaría otra vez, ¿para qué? No guardo la esperanza de volver a sentir alegría o tristeza o algo. No quiero volver. Así se está  bien, supongo. El resto lo llaman cansancio y es una justificación  perfecta: sin expresión, con la mirada perdida, cuando ya nada te llama la atención, nada te sorprende y no esperas nada de nada ni de nadie. Pero también te rodea una gran tranquilidad. Y no necesitas nada más. 
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domingo, 10 de julio de 2016

Inopia.

Eran las siete. Había llegado a las dos y media a casa. Llegó feliz. Móvil en una mano y pitillo en otra. El primero, casi sin carga, el segundo, con apenas dos caladas, consumido hasta el filtro. Dos alegrías. Una conocida, la otra no. Contrapuestas. Se deslumbran.


Felicidad.


Hora de comer. Restos de sonrisa en el rostro. Sólo una perduraba. La otra se convirtió en costumbre, sin alegría.
Su felicidad se bordaba en aquella pantalla. Podrían estar en otro continente. Sus ganas de vivir estaban ahí. Aquel símbolo de un mensaje podía cambiarle el día en milésimas de segundo.


Palabras. Sólo palabras.


Eran las siete.


Llevaba toda la tarde en un mundo onírico, sonámbulo. Un mundo insomne. No podía ni quería salir. Entre calada y calada, una sonrisa. Cuando se apaga la sonrisa, se encendía el cigarro. Y viceversa. Las agujas siguieron su ritmo. Dieron las diez. El sueño y el cansancio no pudieron con su alegría. Un “duerme bien, mi niña” apagó el día para encender otro, como si de sus pitillos se tratase.


Pasaron años que a Sandra le parecieron muchos más de los que realmente fueron.


Y al final su sonrisa se consumió.

Los mensajes que él le enviaba estaban oscurecidos por una sombra que olía a Chanel.


Cuando aquella sombra desapareció, sus mensajes ya no tenían respuesta.















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sábado, 9 de julio de 2016

Etérea

No podía hablar.
Tampoco tenía porqué hacerlo.
Miraba por la ventana, pero no veía lo que había tras el cristal. No sabía cuánto tiempo estaría así, y desconocía cuánto llevaba. Estaba rodeada de toda clase de objetos, regalos sin abrir, libros, ropa... Pero le inundaba una gran soledad y sólo veía aquello que no tenía.

Bajó a la calle a pasear sus sueños.

La calle estaba repleta, pero ella no veía a la gente que la llenaba.
Hacía frío y ella no lo sentía. Caminaba segura hacia un destino incierto y nadie podría jamás conocer sus pensamientos
Vivía en ellos, eran su hogar.
Podría mirar sin ver, andar sin rumbo aparente que ellos estarían ahí.
Junto a ella.

No la abandonarían.

Jamás.

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jueves, 7 de julio de 2016

Ilusión

Un atardecer en tus brazos y una sonrisa en los ojos.

Una vela apagada de un beso para que la oscuridad te ilumine la cara.

Una imagen sin sombra la noche de un viernes y un cálido abrazo en un banco.

Unas huellas que nadie va a seguir y un halago que jamás se inventó.

Aquella tranquilidad en el ruido de tu risa y la seguridad en tu caos.

Cada mañana despierto para soñar sin ti y desayunar buenas noches con sabor a ayer.
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miércoles, 6 de julio de 2016

Magia.

Y cuando caiga el último pétalo de la rosa, no, no dejaré de quererte, no, eso sería auténtica magia, sólo morirá mi sonrisa.

Los animales no me ayudarán con las tareas y la segunda estrella a la derecha será el supermercado de la esquina. El polvo de hada se posará en los muebles esperando a ser barrido.

A las 12 las pequeñas preocupaciones  se transformarán en grandes problemas que querrán entablar conversación para robarme el sueño.

Ningún beso tuyo podrá despertarme y sólo nos conoceremos de cruzarnos por la calle, esperando el bus o por estar en una cafetería.

Nunca me imaginaré cómo sería una vida juntos ni esperaré a oír mi nombre en tus labios una tarde lluviosa.

Nuestros guiones no son de la misma película.
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viernes, 4 de diciembre de 2015

Aire.

Cállate.
El viento no me deja oírte.
Es él el que te está acariciando la mejilla.
El que te está rodeando por la cintura. Es él el que te está susurrando al oído.
Nadie más, sólo él.
¿Qué te cuenta?
¿Qué te está contando el viento que sólo tú puedes
oír? ¿Qué secretos puede tener el viento para moverte así la melena?

 Has sonreído.
 Te acabo de ver hacerlo.

Y dejó de soplar el viento, se llevó tu sonrisa.
 Se llevó con él también tu voz y tu felicidad.

Te fuiste con el viento. A saber qué fue lo que te dijo para que no volvieras a sonreír nunca.


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sábado, 21 de noviembre de 2015

Estrellas.

El mar estaba estrellado, Y eran más las lágrimas en su rostro que estrellas en el mar. Se dió cuenta de que la estaban abrazando. Y a cada beso parecía que se perdía más en aquel laberinto de constelaciones.El mar seguía  brillando, temblaba, tranquilo y seguro. ¿Para qué nadar si no tenía puerto fijo? Se hundió. En el silencio, En el mar. En el miedo. En las estrellas. En la oscuridad. Se hundió para vivir: acabó flotando. Nadie le preguntaría el porqué de su ropa mojada,  nadie vería las estrellas enredadas en su pelo ni que ahora el brillo de su mirada pertenecía al mar. Nadie asociaría su voz con el susurro de las olas ni su sueño con la luna. Que al andar parecía que flotaba y ni siquiera ella misma se daba cuenta. Había aumentado la sal en sus lágrimas y disminuido el sol en su sonrisa.

El mar no volvería a brillar como la noche que se enamoró de ella,
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domingo, 15 de noviembre de 2015

Locura.

Querida Alicia:
Te escribo  desde el País  de las Maravillas.  Se te echa en falta.  Cada martes pienso en ti,  como llevo haciendo durante el último Siglo.  Extraño aquello que hacías cada minuto...  Ah,  sonreír.  Sé  que no me contestaras,  nunca lo has hecho, aún  así  yo te quiero, ¿qué me queda sino? Sin ti y tu olor a realidad... Recuerdo cuando llegaste por primera vez: no sabías  soñar.  Me pregunto si te habrás  olvidado o si sigues haciendolo.  Me encantaría  que me hubieras conocido,  haber  oído tu risa  y tu voz.  Para mi siempre fuiste  y serás  una ilusión  más  de las que me rodean pero la única  maravilla que he visto.  Aquella niña que hablaba con las flores mudas y reía  con los animales invisibles del bosque de edificios  al que llamaba hogar.  Aquella  niña,  que sin saberlo,  huyendo de la realidad,  se encontró de bruces con ella.
¿Qué  fue de esa niña,  Alicia?
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domingo, 19 de octubre de 2014

Frío.

Quiero que esta noche llueva.
Quiero dormirme esta noche escuchando como la lluvia golpea mi ventana, preguntándome si puede entrar, ignorando mis respuestas.
Quiero que me haga recordar. Recordar historias, historias que la tienen de banda sonora.
Una manta, un libro y un café. Y a poder ser, tú.
Pero tú sólo estás en la lluvia, en el olvido, en la nostalgia. En el frío. Tú sólo me acompañas cuando estoy sola. Quiero que esta noche llueva para estar contigo.
Hace mucho tiempo que no hablamos, maldito verano...
Para ser sincera, te echo de menos, me gustaría conocerte.



Quiero que esta noche llueva y volver a soñarte.

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miércoles, 15 de octubre de 2014

Ella


La gente viene y va.
Se acercan y se alejan.
Nos dejan.
Nos dejan con la única persona que nunca nos va abandonar.
La que mejor nos conoce, aunque se resista.
La que siempre nos escucha, aguanta con nosotros en los peores momentos.
Nos presenta a más gente, que se irá. Tarde o temprano. Y ella volverá. Volveremos a quedarnos solos con ella.
Una persona que no vemos siempre, y si vemos, es al revés.
Y al final sólo nos tenemos a nosotros mismos.

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