miércoles, 29 de marzo de 2017

Ultra

Creo que el viento ya se llevó las cenizas de tu nombre.

Y no dieron lluvia para después.

Tampoco sol.

Nos quedamos esperando a ver qué pasaba.

No sé si ganaba el miedo o la curiosidad.

La gente susurraba en los callejones antes de ir a dormir.

Pero siempre mirando hacia atrás.

Por si acaso.

Pero nadie nunca supo.

Ni que pasó después  ni que había pasado.

Y la gente siguió susurrando.

Y ahora ganaba la costumbre.

Pero siempre mirando hacia atrás, por si acaso.

Y entre la verdad calculada y la mentira disfrazada desaparecí sin que nadie tuviera tiempo a acordarse de mi.

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